Es realmente agotador, extenuante emocional y cognitivamente, y si no atiendes los síntomas -y con esto hago referencia a entenderlos como alertas de que algo está pasando- debes saber que su intensidad e impacto irán en aumento, incluso diversificándose en diferentes señales usadas por tu cuerpo como si buscara gritarte que está en el extremo de su capacidad de aguante.... espasmos musculares en la espalda, problemas gastroesfágicos, migrañas y cefaleas, pérdida de cabello, son algunos síntomas que pudiendo tener su origen psicosomatico (nunca hay que desconocer que puede tener orígenes fisio-biológicos que se deben considerar por el médico) son una señal clara que hay algo más que está pasando.
Recuerdo el caso particular de una consultante /paciente, su trabajo era altamente demandante y ella se esforzaba por cumplir con todas las exigencias, sin embargo había perdido el equilibrio en su vida personal, las cosas se complicaron con su pareja, su hogar se tornó tóxico, al punto que era más satisfactorio permanecer en la oficina que ir a casa a descansar, en ella ya no encontraba un lugar de refugio, paz o armonía; de un momento a otro el entorno en el trabajo cambió, habían nuevos requerimientos, una carga aun más pesada y la necesidad de lograrlo... el tiempo paso y empezó tomar diferentes medicamentos formulados por su medico tratante, uno para la gastritis, otro para los espasmos musculares, y llegó el momento en que durante una visita al dermatologo, su diagnóstico fue revelador: "mira, tienes no menos de 10 condiciones patológicas, la caspa, la perdida de cabello, la resequedad en la piel, por nombrarte solo algunas, son cosas que no se generan de la noche a la mañana, y por lo que me dices que estás tomando, conviene que veas que está mal en tu vida, estás bajo mucho estrés.... realmente vale la pena? aun eres muy jóven para tener tantos problemas de salud.", y ciertamente, en las mañanas sonaba el despertador, se levantaba y cada día era ya el mismo día, ya ni se sonreía ella misma al verse en el espejo, ya no se reconocía como una mujer, eso ya no era relevante, habían momentos en que ni ánimos tenía de salir de la cama, para qué? la misma rutina, una y otra vez, y aunque las actividades cambian, no encontraba emocionante hacerlas... y los días de descanso en casa eran los peores, se sentía sola aunque estaba rodeada de su familia.
Esta charla fue reveladora para ella, chocante y confrontativa, realmente qué quería para su vida? cómo quería vivir su vida? que vejez le esperaba si continuaba de esta manera?
En algún momento de nuestras vidas, pasamos o pasaremos por al menos un momento de quiebre, en el que nos detenemos para evaluar nuestra vida, nuestros logros y expectativas.... con frecuencia necesitamos acompañamiento en este proceso, para evaluarlo con mayor objetividad, para redescubrirnos, edificarnos, y fortalecernos, y hacerlo bajo la orientación de un profesional es lo más sano e inteligente que podemos hacer.
Pedir y contar con orientación y acompañamiento psicológico nos hace más fuertes y nos ayuda a construir nuestra mejor versión de nosotros mismos.
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